Las casas rústicas tienen el recuerdo de los veranos disfrutados en el pueblo de los abuelos, o es el presente que busca escapar del vértigo de la ciudad y sumergirse en la paz de la sierra o el campo.
Es un pequeño viaje al pasado, por ello los muebles como los cabeceros de las camas y los armarios son de madera maciza y tamaño contundente. Las paredes de las casas son gruesas, las ventanas pequeñas y la madera es el elemento de construcción más vistoso. Los colores que predominan son los de la tierra: el marrón en diversos tonos y una gama de verdes para matizar.
La idea es mantener esta estética rural y de pueblo en los ambientes, más allá que la casa se encuentre o no en un pueblo. Se trata de decorar las estancias del hogar con la sensación de desconexión y confort que aporta una casa rústica.