la casita de campo que todos queremos

Moises Osio Moises Osio
Casa de Campo - Ibiúna, Célia Orlandi por Ato em Arte Célia Orlandi por Ato em Arte منازل حجر
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¿A quién no le gusta darse una escapada al campo? Tener una casita en el llano o la montaña donde pasar los fines de semana para olvidarse de las colas y el desastre cotidiano. Este libro de ideas va dedicado a todos a los que le encanta despertarse con el canto de los pájaros, sin apuros. Recoger guayabas para el desayuno y leer el periódico con vista al mar. ¡Una casa que inspira!

Localizada en las afueras de Sao Paulo, el interior de esta vivienda brasilera es concepto de los arquitectos de interiores Celia Orlandi Por Ato em Arte. Una sola planta se adapta al escenario natural que la cobija.¡Vamos a verla! Está llena de inspiración…

Aquí la casita de campo. Diseñada de adentro hacia afuera, por un lado la rodea el agua de una presa y por el otro los arbustos. Mira como se ha respetado la topografía, casi intacta. El color anaranjado de sus bloques se disfraza de tierra.

Acércate un poco

En esta imagen vemos más de cerca los colores vivos. Verde aguamarina, blanco y terracota. Materiales claves: madera, ladrillo, piedra, metal y cristal. La entrada principal es una caja acristalada que se abre a las vistas y a la luz; un ejemplo de qué sí se puede utilizar cristal en cantidades sin abandonar el estilo rústico. 

Por fuera

La fachada parece como de la casa de la caperucita roja, sin dejar de ser tropical. Y tiene aires de la época de la conquista. Muro de piedra, techo a dos aguas cubierto de tejas de barro, puertas persianas que se abren al patio con un hamaca para hacer la siesta. 

Entremos…

El comedor y la cocina se bañan de luz natural gracias al cerramiento acristalado, dividido en cuadrículas que enmarcan el paisaje pero no separándolo de los adentros. La cubierta de bambú es una solución económica y ecológica que optimiza las condiciones térmicas, recordándonos nuevamente los tiempos coloniales.  Rojos, morados y amarillos que pintan el suelo imitan el color de los vegetales. 

Una cocina color tomate

El suelo no es el único lleno de color. El fogón, las paredes y el tope vibran con color tomate y mostaza. La estructura que soporta el techo y los cristales es de metal negro, haciendo contraste no solo en los colores sino también con el material natural de la cubierta. 

En la sala

Pasamos a la sala de estar, un rincón acogedor. Si bien en Venezuela no hacen falta las chimeneas, una falsa es muy buena idea para darle un toque hogareño a las casas de campo. La de la imagen es, como quien dice, de verdad-verdad. 

La nueva ventana…

¡¿Qué no tiene ésta casita?! En uno de los rincones se diseñó un área de lectura; una mesa redonda junto a una ventana (antes inexistente) que enmarca el paisaje de palmas y agua, para inspirarse y distraerse mientras hacemos las tareas. 

y para descansar…

Suelos desnudos de lajas de piedra. Paredes que dejan al descubierto el relieve de los ladrillos. El diseño de interior se basó en crear ambientes llenos relajados. Baños y dormitorios son armónicos y románticos. ¿Cómo? con el uso de tonos pasteles y neutros como el melón y el lila, y objetos decorativos de inspiración campestre. 

Sentémonos a conversar un rato

Volvamos al patio antes de que te vallas.  Sin arrogancias, una simple mesita y par de sillas de madera son el lugar perfecto para pasar la tarde. No se necesita más que la naturaleza que lo rodea. 

Agua y sol

Y para que te de un poco de envidia te mostramos la piscina. Te dijimos que es la casa de campo que queremos todos. ¿No te parece? 

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